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Todos hemos comprobado los poderosos efectos que ejerce el pensamiento sobre nuestra mente, las emociones, los sentimientos, y el resultado que obtenemos en el cuerpo siempre y cuando estos pensamientos sean potenciadores y no limitadores. El propio pensamiento te puede sanar o enfermar. El cuerpo grita lo que la boca calla.

El pensamiento potenciador se convierte en una herramienta para construir pensamientos de armonía, para obtener quietud mental, paz, felicidad o para desarrollar capacidades o habilidades y conseguir una vida satisfactoria.

Pero cuidado!! Si los pensamientos son limitadores se pueden convertir en un arma mortal.  Estos pueden llegar a ser un gran obstaculo para tener una vida plena, ya que aparecen los miedos, las inseguridades, las incapacidades, llevándonos a estados de impotencia, ira, depresión, caos mental, falta de motivación anulando nuestras capacidades o habilidades para tener una vida satisfactoria.

Los pensamientos del plano mental, o del sistema de creencias, suelen presentar dualidad: o bien trae mucho sufrimiento, o bien mucha satisfacción. La persona entrenada en el manejo del pensamiento puede dirigir su actividad mental de forma voluntaria.

Es posible que muchas veces nos hayamos preguntado: «¿Por qué estoy pensando esto?», y también que, en otras muchas ocasiones, nos hayamos sentido molestos o culpables por nuestros pensamientos; y que muchas más veces nos hayamos dicho a nosotros mismos: «Deja de soñar o de pensar bobadas». Otras veces, aquello que está en nuestro pensamiento nos parece absurdo, incomprensible, irreal, fantástico, genial o simplemente normal.

Sin embargo, la mayor parte del tiempo nuestro pensamiento está ocupado en crear imágenes de la realidad cotidiana, trayendo a nuestra mente fantasías, ilusiones, expectativas, miedo, angustia o sufrimiento mental, de acuerdo con el pensamiento de turno que la persona admite en su mente. Muy pocas veces encontramos a nuestro pensamiento creando imágenes o ideas de amor y felicidad.

La caótica situación mental que vive la mayoría de las personas es causada por los pensamientos que llegan o se producen indiscriminadamente en la mente. Como el pensamiento contiene información que activa los sentimientos y las acciones, si el que está presente en la mente de una persona no es controlado y dirigido voluntariamente por ella, sus sentimientos y su comportamiento serán algo, a su vez, muy difícil de manejar.

De todo lo anterior podemos extraer una enseñanza: si llega a nuestra mente un pensamiento negativo, dejémoslo pasar. Por lo general, puede que no sea nuestro; pero incluso aunque lo fuera, no nos sirve de nada, por lo que lo mejor es dejarlo ir y no preocuparse por él.

Nos interesa, más bien, aprender a dirigir el pensamiento de una manera más consciente y voluntaria. Uno de los secretos de la sabiduría es pensar siempre lo mejor de todo, porque así se consiguen dos cosas: reestructurar el campo mental y sintonizar la mente con niveles altos de información.

La mente capta pensamientos de la misma frecuencia que cada cual introduce en ella, consciente o inconscientemente. Por eso, si los pensamientos voluntarios son negativos, la mente se sintoniza en esa frecuencia y al “soltar la mente” capta pensamientos negativos y llenos de conflictos. Si, por el contrario, los pensamientos voluntarios son muy positivos y de gran sabiduría, poseerán una frecuencia alta, por lo que cuando dejemos ir a la mente ésta captará frecuencias de alto nivel o archivos más positivos y potenciadores.

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