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Atravieso una crisis de identidad, ¿Qué puedo hacer?

¿Quién soy?, ¿Qué finalidad tengo en esta vida?, ¿Qué quiero hacer con mi vida?

Estas son algunas preguntas clave que si nos hacemos con asiduidad, es que estamos ante una verdadera crisis de identidad.

Como seres humanos, como personas ligadas a una comunidad y su entorno, atravesar una crisis de identidad nos arrebata de todo aquello conocido hasta entonces, y nos puede empujar a un lugar desconocido y perturbador. Sufrimos un palmario desequilibrio emocional. Ocurre por ejemplo cuando nos separamos de aquellas personas o lugares que nos han dado sentido y definido, y ahora nos sentimos completamente perdidos/as. Nuestro sentido de la identidad es parte esencial de nuestra fortaleza como personas, de nuestra felicidad.

Pero no pensemos que todos los periodos de inseguridad sobre nuestra identidad y sentido de la vida son negativos. Muy al contrario, la mayoría nos ayudan a consolidar nuestra verdadera personalidad, a darle sentido a nuestros próximos pasos. Nos encaminan hacia una mejor versión de nosotros/s mismos/as.

Pero, claro está, también pueden ocasionarnos graves trastornos psicológicos y traernos consecuencias negativas. En el coaching de identidad trabajamos con ahínco para erradicar estas funestas consecuencias al atravesar una crisis de identidad. Vemos cómo.

Causas que provocan una crisis de identidad

Una crisis de identidad no es cuestión de días, ni aparece de sopetón. Es un estado latente que se ha conformado por la concatenación de varios episodios que terminan por minar la moral y el estado anímico de la persona. ¿En cuánto tiempo se supera? Como os imaginaréis, no hay respuesta empírica a esta cuestión, y dependerá de la persona protagonista de la crisis, de su voluntad, de la ayuda que reciba y de su perseverancia en tratar de superarla con la ayuda de todos los factores de los que hablaremos a continuación.

Situaciones que nos producen incertidumbre a veces acaban en periodos de ansiedad, incluso de depresión, lo que nos hace plantearnos todo a nuestro alrededor. Incluida nuestra propia esencia como seres humanos.

Debemos separar claramente dos etapas muy distintas en la vida de los seres humanos: la adolescencia y la edad adulta. Las crisis de identidad suelen tener motivos muy dispares dependiendo de la edad que tenemos.

Antes de entrar a analizar cada una de estas etapas, sí que queremos identificar algunas causas o motivos comunes que pueden desembocar una crisis de identidad:

  • Cambios inesperados
  • Retos que nos asustan
  • Fracasos personales
  • Fracasos profesionales
  • Situaciones embarazosas
  • Desconocimiento de nuestro propio ser
  • Melancolía

No ser capaces de dejar de pensar en todos estos factores negativos que nos persiguen y atormentan es sin duda contraproducente, y contribuye al hecho de no superar nuestra crisis de identidad.

Crisis de identidad en la adolescencia

Etapa muy delicada en la que se desarrolla la transición entre la niñez y la madurez. Los ineludibles cambios a nivel físico y biológico, también tienen su extensión en el ámbito psicológico.

Es momento de explorar nuestra identidad, instinto muy ligado a la edad que se tiene, y en la que pasamos por varias etapas tratando de encontrar nuestro sitio. Solemos apoyarnos en nuestros iguales, en gente de nuestra misma edad que nos puedan servir de referentes y guías.

Se atraviesa una montaña rusa de emociones con infinidad de altibajos. Diferentes gustos, actitudes, vestimentas, hobbies, amigos/as, etc. Es un proceso visto con total naturalidad por nuestro entorno, y que con el tiempo y el acompañamiento familiar, se supera sin extrema dificultad y acabamos siendo una definición muy aproximada de quienes realmente queremos ser.

Para hurgar en este concepto de la crisis de identidad en la adolescencia, habría que preguntarse por nuestras habilidades y capacidades. También sobre nuestros valores. Debemos descifrar lo que es realmente importante para nosotros/as, y por lo que tenemos decidido luchar en la vida. Determinar si esos valores y objetivos han cambiado a lo largo de nuestra vida, y si es así, el por qué.

Los factores externos afectan especialmente y tienen un papel preponderante en nuestros vaivenes emocionales y de identidad. Padres, amigos/as, profesores, ídolos, etc. No obstante, no todos/as los adolescentes lo experimentan igual. Algunos con cambios bruscos de comportamiento, ánimo y pensamiento, mientras que otros/as lo llevan por dentro y tratan de no exteriorizarlo en absoluto.

Los cambios drásticos, físicos o de vida (sobrepeso, cambio de instituto, una enfermedad…), generan una gran inseguridad que puede llevarnos a una crisis de identidad.

Crisis de identidad en edad adulta

Mucho más complicada por el hecho de no esperarse (la adolescencia la pasamos todo/s y es previsible que algunos/as puedan sufrir crisis de identidad) y ser producida por muy dispares razones.

Un grupo significativo de personas sufre un momento de duda existencial al pasar la frontera de los 40 años. Un punto de inflexión que se utiliza para hacer balance de la vida de uno/a, y que es cuando afloran más las inseguridades e infelicidades, que los éxitos y las experiencias acumuladas.

Nos preguntamos por qué actuamos como lo estamos haciendo. Dudamos de si queremos seguir así porque en el fondo creemos que todavía estamos a tiempo de darle una vuelta de tuerca a toda nuestra existencia pero nos falta valor. La sensación de que nos hacemos mayores y no somos lo felices que creíamos que seríamos es una pieza muy común en el puzle en el que se convierte una crisis de identidad.

Ya hemos mencionado recientemente en el artículo otras causas que pueden provocarnos a los adultos padecer una crisis de identidad. Para poner todo en perspectiva y comenzar a tratar el problema, sería beneficioso:

  • Ejercicio de introspección: Ver qué cosas y acciones nos motivan, lo que nos hace levantarnos cada día o invertir tiempo, esfuerzo y sentimiento en ello. Si lo que hacemos no nos despierta estas sensaciones, analizar las razones.

 

  • Visualizarnos en un futuro lejano, qué queremos ser, qué queremos conseguir, así sabremos que ese es nuestro propósito, nuestro sueño, y tendremos un propósito. Estaremos más confiados en nosotros/s mismos/as sobre quiénes queremos ser.

 

Síntomas que nos alertan de que estamos ante una crisis de identidad

Nadie mejor que nosotros/as mismos para saber si estamos bien o mal, tristes o felices, tranquilos o preocupados. Por eso, ante la mínima percepción de las siguientes sensaciones, deberíamos estar alerta (no profundamente preocupados/a, pero sí pensativos/as al respecto) por si pudiésemos estar a las puertas de una crisis de identidad:

  • Vacío existencial
  • Sensación de no pertenencia a ningún lugar (sentirse perdido)
  • Estado de soledad
  • Apatía e indecisión crónica
  • Desconfianza total en uno mismo/a
  • Sensación constante de inferioridad

Darle la vuelta a nuestras dudas personales y existenciales

Por supuesto que es posible superar una crisis de identidad, Millares de personas en todo el mundo lo han conseguido. Requiere, eso sí, tiempo, paciencia, confianza, fuerza y también, ayuda externa, ya sea de tu entorno cercano, o de un coach emocional que nos ayude a enderezar nuestra propia percepción de nosotros/as mismos.

Dividiremos a continuación las acciones que se pueden llevar a cabo, diferenciando entre las propias a ejecutar por el/la protagonista, y las que tendrían más efectividad de la mano de un psicólogo o coach profesional.

Acciones individuales

  • Analizar el yo del pasado: cómo era, qué sentía, qué quería. ¿Y ahora? ¿Debo machacarme por no haber cumplido mis propias expectativas de juventud? ¿Cuánta gente realmente las ha alcanzado? Muy pocas.

 

  • Autoevaluación objetiva: qué he hecho bien, cuáles son mis méritos y logros, y también mis deméritos y decepciones. ¿De verdad debo sentirme tan mal conmigo mismo/a por mi trayectoria?

 

  • Hacer una lista de qué cosas están en mi mano para poder mejorar aquello que nos hace estar en esta situación de crisis, tanto a nivel personal como profesional. Compartirlas luego con nuestro coach emocional u otro profesional para que nos guie y acompañe en el proceso de ejecutarlas.

 

Acciones con ayuda profesional

  • Convertir la negatividad en fortaleza: las razones que nos provocan la crisis de identidad son reversibles en su gran mayoría. Analizarlas y averiguar la manera de transformarlas en piedras de apoyo para nuestra recuperación.

 

  • Autoconfianza en nosotros/as mismos: Ahora que hemos pasado por todo el proceso de viajar a nuestro pasado, analizar el presente, evaluar nuestra trayectoria personal y profesional, la conclusión es que somos mucho más de lo que pensábamos, pero no vale con que esas acciones nos lo digan, nuestra naturaleza tenderá a despreciarlo y no creerlo. Nuestro coach nos ayudará a que tal realidad sea tan palpable y evidente que realmente la creamos y comencemos a crecer como individuos.

 

  • Establecimiento de objetivos a corto y medio plazo: Ahora que hemos recuperado la visión de quiénes somos, qué hemos conseguido y qué queremos alcanzar, es hora de fijar los próximos objetivos que nos mantendrán alineados con nuestra recién encontrada identidad.

 

Conclusiones

Nadie mejor que nosotros/as para saber si hemos perdido el rumbo o no en el ámbito personal, emocional y profesional. Pero debemos no olvidarnos de algo importante: puede que estemos reaccionado ante una realidad que no es tan cruda como creemos. Si vemos y calibramos todo bajo un prisma desvirtuado de nuestras propias aspiraciones, estaremos atravesando una crisis de identidad que no es tal.

Pero sea o no una crisis irreal, tal estado anímico y emocional nos puede relanzar hacia el camino de vuelta a nuestro yo mismo, más fuertes, más conscientes de nosotros/as mismos, y con las ideas mucho más claras de qué hacer con nuestra vida y qué metas tratar de alcanzar.

En cierta medida, algunas crisis de identidad son positivas para espolearnos como seres humanos en un mundo cada vez más trepidante y estresante. Bajar a los infiernos para renacer como ave mitológica dispuesta a no dejarse arrastrar por nada y por nadie.

Si os sentís de este modo, en medio de una crisis de identidad difícil de entender, poneros en contacto con nosotros/as y os ayudaremos en todo el camino.

Esperamos tus comentarios. 

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Hasta pronto, seguimos!!!

 

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